¿Tu ordenador se volvió lento? ¿Ya no es lo que era? Quizás estás pensando en la opción radical en los casos en los que la desesperación se vuelve demasiado intensa: comprar un nuevo y flamante ordenador para substituir al que tienes actualmente.
Si has llegado a este punto ¡espera! todavía puedes darle un pequeño empujón a tu actual PC y no me refiero aquí a un empujón al cubo de la basura, sino a conseguir que vuelva a tener algo más de velocidad en su funcionamiento.
Veamos aquí algunos motivos que pueden entorpecer la velocidad de tu ordenador que quizás puedas revisar antes de pasar a la fase de ‘substitución’. Antes de comenzar ten en cuenta que un ordenador lento suele serlo por un conjunto de varias razones y no sólo por una:
El arranque del ordenador
Uno de los puntos más desesperantes mientras estás manejando un ordenador es el arranque y el apagado. Con el tiempo te vas dando cuenta que tu ordenador ya no es tan rápido a la hora de encenderlo y ahora tienes que esperar un minuto, dos, quizás tres o más hasta que ves el escritorio en pantalla y puedes manejar el ratón o el teclado.
Ten en cuenta que el proceso de arranque es cuando el Sistema Operativo comprueba si todo está en orden, cuando carga controladores, drivers y algunos programas residentes en memoria y, en general, se prepara el ordenador para que esté listo para funcionar.
Con el tiempo, el número de aplicaciones y drivers instalados en tu ordenador va aumentando, pero ocurre que mucho de estos elementos son ‘basura’. Piensa aquí en aplicaciones que has instalado como ‘demos’ o que simplemente eliminaste después de probarlas porque no te gustaban.
El problema se presenta porque incluso después de eliminar una de estas aplicaciones no se borran todos los archivos. Igualmente, quizás instalaste algún periférico o dispositivo en tu ordenador que ahora ya no usas y, sin embargo, sus drivers se siguen cargando.
Solución sencilla: Solucionar esto pasa por utilizar programas como Msconfig que te permiten configurar qué aplicaciones y controladores se van a cargar durante el arranque. Se trata de una aplicación que viene preinstalada con Windows y que puedes buscar y ejecutar desde la casilla de búsqueda en el Sistema Operativo.
Una vez que ejecutas el programa verás que aparece una ventana con varias pestañas desde las que puedes configurar la carga de aplicaciones y drivers durante el arranque. Sólo tendrías que desmarcar aquellas que no quieres pero, cuidado aquí, se trata de una configuración avanzada hasta el punto de que una configuración incorrecta puede llevarte a que el ordenador no arranque o no cargue elementos importantes.
Solución radical:Si no estás seguro con ésto siempre puedes utilizar la opción radical de volver a re-instalar el Sistema Operativo con una instalación limpia.
El disco duro está fragmentado
Otro posible problema que pueda presentarse de forma ‘invisible’ es que el disco duro esté fragmentado. De la misma forma que en el punto anterior, la información grabada en un disco duro se va fragmentando con el tiempo a medida que guardas y eliminas archivos.
La consecuencia es que el Sistema Operativo tarda más en localizar, leer y guardar archivos y puede ser uno de los motivos por los que tu ordenador se volvió lento.
Solución sencilla: La solución fácil y rápida pasa por desfragmentar el disco duro. Cualquier versión de Windows que utilices viene con la opción de desfragmentación. Si haces click con el botón derecho sobre el icono del disco fragmentado verás un menú con la opción de propiedades o herramientas (según la versión). Aquí encontrarás la función de desfragmentar.
Solución radical: Reinstalar el Sistema Operativo no tiene sentido aquí porque volverías a instalarlo igual de fragmentado que antes en el disco duro. La opción radical aquí pasaría por borrar el disco duro al completo formateándolo antes de instalar el sistema operativo desde cero. En este caso tendrías que hacer copias de seguridad de aquellos archivos que no quieras perder.
El registro de Windows
El registro de Windows es otro elemento que puede llegar a verse repleto de ‘basura’. Esta basura se va acumulando debido a aplicaciones que no se desinstalaron completamente y, al final, acaban siendo otra fuente de lentitud para tu equipo.
Solución sencilla: Instala algún programa como Ccleaner, un software que se encarga de limpiar el registro de Windows de forma automática.
Solución radical: Reinstalar el Sistema Operativo, aunque sobre todo en este caso es una solución especialmente radical.
Disco duro demasiado lleno
Dicen que no importa cómo de grande sea el disco duro o unidad SSD que te compres, siempre acabará lleno hasta los topes. A veces no nos damos cuenta de esto y lo cierto es que un disco duro sin suficiente espacio libre puede ser una causa de lentitud en el sistema.
Solución sencilla: Elimina archivos y programas que no necesites, vacía la papelera de reciclaje.
Solución radical: Compra un disco duro más grande o un segundo disco duro, disco duro externo o unidad SSD en las que compartir los archivos que tengas guardados.
Conexión a Internet o a una red demasiado lenta
A veces consideramos que el hecho de que una conexión a Internet o a una red local sea lenta sólo interfiere a la hora de enviar o recibir archivos. Sin embargo piensa que hoy día muchas aplicaciones están continuamente enviando y recibiendo información a través del cable de red o el router. Un ejemplo es el mismo Sistema Operativo que puede estar intentando conectarse a servidores de Microsoft o algún software que estés ejecutando intentando buscar e instalar actualizaciones en segundo plano.
Solución sencilla: Conseguir una conexión a Internet más rápida, un router más rápido si es antiguo o una tarjeta de red mejor en el caso de que tengas un ordenador de más de 7 u 8 años.
Solución radical: No hay.
Archivos temporales
Los archivos temporales se crean, como su nombre indica, de forma temporal, aunque en la práctica resulta que por un motivo u otro algunos se quedan ahí de forma ilimitada hasta que alguien llegue y los borre manualmente.
En este punto podríamos meter también los archivos de caché, un tipo de fichero muy útil pero que puede darnos problemas si aparecen en un número demasiado alto o si son demasiado grandes. Un ejemplo lo tienes en los navegadores de Internet.
Cada vez que visitas una página tu ordenador, teóricamente, la descarga desde algún servidor en la Red. El truco que utilizan los navegadores es guardar una copia de las páginas que has visitado recientemente para no tener que volver a descargarlas. Así, aparentemente, navegas más rápido.
Esta es una buena técnica a menos que el número de archivos se dispare así que no es mala idea limpiar estos ficheros temporales de vez en cuando.
Solución sencilla: Cada navegador que utilices incluye una función para eliminar los archivos temporales, cachés y el historial de Internet. Tendrías que localizar esta opción, normalmente en el menú del programa existen opciones como ‘herramientas’ o ‘propiedades’, depende de qué versión de navegador utilices.
Solución radical: No hay.
Barras de herramientas en el navegador
En este punto nos centramos en el terreno de los navegadores de Internet. Es posible que tu equipo en general no vaya demasiado lento menos cuando navegas visitando páginas aquí y allí. Además del punto que vimos anteriormente sobre la caché del navegador existe un elemento que puede ser particularmente enlentecedor: las barras de herramientas.
Estas barras de herramientas se instalan en ocasiones casi sin darnos cuenta mientras navegamos por ciertas páginas o durante la instalación de algún programa que las trae como ‘extra’. Algunas barras de herramientas para navegador clásicas son las de Yahoo o la de Alexa, pero existen multitud de ellas.
Solución sencilla: Desactiva cualquier barra de navegación o barra de herramientas en tu navegador.
Solución radical: Desinstalar totalmente el navegador y volver a reinstalarlo.
RAM y disco duro
Uno de los motivos por los que un ordenador comienza a trabajar más lento es el paso del tiempo. Ten en cuenta algo, los ordenadores no envejecen, pero las nuevas aplicaciones requieren cada vez más recursos, más espacio en el disco duro, más memoria, mejores tarjetas gráficas, etc.
Solución sencilla: Instala más memoria RAM. Sólo este punto puede conseguir que tu ordenador recobre algo de velocidad mágicamente.
Solución radical: Instala una unidad SSD y reemplaza el disco duro. Las unidades SSD todavía son algo más caras y ofrecen menos espacio de almacenamiento que un disco duro tradicional, pero son tremendamente más rápidas y van a hacer despegar tu ordenador. De todas las opciones que hemos visto aquí para acelerar tu ordenador ésta es, posiblemente, la que te va a ofrecer mejores resultados. Dependiendo de tu presupuesto podrías también actualizar la tarjeta gráfica e incluso el procesador, pero para esto casi mejor puedes optar por hacerte con un ordenador nuevo o un kit de actualización.
Virus y troyanos
Este punto es uno de los más habituales pero, por otro lado, uno de los que puede llegar a pasar más inadvertido, sobre todo para aquellos más incautos que dejan su ordenador sin protección alguna. Un virus o un troyano puede estar haciendo uso de recursos de tu ordenador o directamente descargando o subiendo archivos varios a través de tu conexión a Internet.
Solución sencilla: Utilizar antivirus, anti-spyware y un firewall.
Solución radical: Reinstalar el Sistema Operativo, instalar un antivirus, anti-spyware y un firewall
Aplicaciones residentes en memoria
Liberar espacio en la memoria RAM es otro punto a tener en cuenta. En la memoria RAM es donde se cargan las aplicaciones que estás ejecutando en cada momento, pero también muchos archivos del Sistema Operativo drivers o algunas aplicaciones residentes como antivirus y demás.
Solución sencilla: Elimina del arranque aquellas aplicaciones que no necesites. Elige aplicaciones alternativas que ocupen menos espacio en memoria. Por ejemplo, si utilizas un antivirus puedes probar otros diferentes que ocupen menos RAM. Para saber qué tienes cargado en memoria RAM y cuánto espacio ocupan puedes utilizar el Administrador de tareas de Windows o ‘Task Manager’.
Solución radical: No hay.